En posts anteriores se han reseñado ejemplos de uso de transmedia en obras impresas. Lo que sigue es una reflexión sobre una experiencia directa y el proceso que me ha llevado de una traducción al español a una edición hipermedia.

Esto es kendo
Esto es kendo

This is kendo (1964) es el primer manual contemporáneo en inglés sobre esgrima japonesa, que practico desde hace algunos años. La oportunidad de traducirlo surgió para conmemorar un Campeonato Nacional cuya organización ha recaído en mi escuela, ya que ni uno de los textos fundamentales de la disciplina tiene versión en español.

En principio se trataba de compensar la falta, convertir un texto en inglés, y maquetarlo adecuado al uso por estudiantes y profesores. La idea de ampliar el contenido utilizando hipertexto surgió de la primera dificultad al traducir: el texto tiene 46 años y los campeonatos, el arbitraje, y sobre todo la forma de enseñar han cambiado.

La traducción se convirtió entonces en edición, y por la necesidad de incluir actualizaciones de referencia, pensé directamente en multimedia: pude haber ampliado yo misma los epígrafes, pero una dificultad del trabajo era conciliar la puesta al día con el respeto por el original (y ya saben, por partida doble si hablamos de arte marcial, budo, senseis y esas cosas). Lo más apropiado era referir con materiales rastreables, reconocidos, y que pasaran a formar parte integral del propio texto, pero identificados como parte de la edición.

Y esto también
Y esto también

Quizá resulte pretencioso hablar de este trabajo como de un proyecto transmedia (háganse cargo, es el primero que edito). De entrada, no se trata de literatura sino de divulgación. Tampoco tengo clara la diferencia entre Transmedia y el «primitivo» concepto de Hipermedia, que es donde enmarcaría esta edición: hablamos de una obra ampliada, no una obra de la que deriven otras (de esto precisamente trata este post).

Y éste ha sido precisamente el problema principal del trabajo: la imposibilidad de derivar obra para ampliar capítulos. La traducción, por supuesto, está restringida al uso interno de las escuelas de kendo del Estado, gratuitamente, con licencia CC y condicionada a que alguna editorial rescate la última edición, de 1989, y la ponga a la venta en español. Pero está el problema del control de los derechos; y por otro lado, la propia autoridad de los creadores, dos de los esgrimistas más importantes del s. XX. Los límites de la derivación parecen menos definidos, y sobre todo menos flexibles, que en otras obras de creación.

El libro consta de dos partes, una de aproximación histórica y otra técnica. El tipo de material que cada una necesitaba era diferente, aunque de los criterios de selección hablaré en un segundo post si ustedes me dejan.

Créditos: las fotografías han sido cedidas, respectivamente, por Gerardo Amechazurra y Carlos Sanz Ramírez.