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Aferrarse a la historia

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«Internet es tan grande…». Hace una semana recibí un correo de Xavi Fontana invitándome a un café con él y el director de Invisibles, Gustavo Palacios. Internet es, en efecto, muy grande, pero hemos coincidido en un espacio compartido por el interés en la webserie, y más allá de esta, en la búsqueda de otros formatos de narración y producción audiovisual. Confieso que llegué a ese café con tanto interés como perspicacia ya que, a pesar de lo atractivo de la idea (un thriller internacional, bilingüe, con actores maduros, en el panorama actual de la webserie), Invisibles no es un producto transmedia.

Palacios, director y guionista, insistía sin embargo en el potencial colaborativo de su proyecto: le interesa, tanto a él como a Fontana, «el hecho físico de poder hablar». Comenzó su primera temporada adaptando la producción _y por lo tanto, la trama_ de Invisibles a las circunstancias que les surgían. Llegar a Estambul y rodar en las localizaciones que un equipo desconocido, contactado a través de un primer email, había seleccionado. Con actores que nunca habían ensayado con Fontana, en un inglés mal hablado a propósito, el inglés del turista y del comerciante.  Un viaje sobrevenido a Buenos Aires ha determinado la trama de la segunda temporada.

Del mismo modo, los recursos determinaron el formato, como en la mayoría de las webseries, pero también les atraía la inmediatez y la prolongación de la vida del producto, algo que muchos hemos ido descubriendo casi de manera empírica. A Invisibles no la condiciona, por ejemplo, el jurado de un festival de cortometrajes, pero tampoco la posibilidad de un contrato con una marca, o una TDT, como a otros productos de Internet. Sin embargo, la inmediatez les ha llevado a 4000 descargas en Vodo.net y a mantener una conversación constante en Twitter con un número de seguidores creciente, y hablan de ello con algo de vértigo.

Percibí también cierta aprensión por parte tanto de Palacios como de Fontana a la narración multiplataforma. Palacios habla, casi de manera obsesiva, de «aferrarse a la historia en un tiempo que niega la narración». Que tanto Fontana como yo respondiéramos «¡The Artist!» al momento de oírle hace pensar que, como poco, esa obsesión por la idea de la historia es compartida.

Comprendo el miedo a perder el control de la historia usando transmedia. Es un miedo que resulta bastante común en otras producciones. Probablemente, quienes hemos empezado a hacer transmedia desde la narrativa audiovisual monoplataforma vemos las iniciativas de marca con cierto prejuicio hacia eso que muchos llaman despectivamente hacer lo del marketing; pero el hype alrededor de la narrativa multiplataforma engorda ese prejuicio.

Yo no pretendo decidir qué es narrativa transmedia y qué no lo es: bastante tengo con arreglármelas para saber qué es narrativa y qué no. Pero creo que se podría especular con qué transmedia sería útil para un producto Presupuesto Cero como Invisibles, o cómo agarrarnos a una historia con más de una mano.

A través de los viajes

Si Gustavo Palacios habla de cuán determinantes son los desplazamientos para el desarrollo de Invisibles. Mi primera sugerencia sería trabajar con esos viajes: ofrecer un mapa con el itinerario de la aventura de Daniel, el protagonista de la serie, que además de funcionar como asiento narrativo para el espectador, sirva como elemento estético e imagen de la serie.

Sin embargo, no les aconsejaría mapear la historia utilizando herramientas como Google Maps en crudo, sino generar imágenes con estos e integrarlas en otras dentro del blog de la serie: la pérdida de interactividad que conlleva se equilibraría con un mayor control estético sobre el mapa  que se acercara más al género negro de la trama. Narrativamente hablando, el itinerario de Daniel (y también el de los creadores) tiene más que ver con la impresión de extrañamiento que con «descubrir» lugares. Como en todo producto de larga vida, nunca puedes saber en qué devendrá, y si una marca de turismo se interesará por patrocinar a Daniel, pero no es esta estrategia de venta la que tengo ahora en mente.

 

Información adicional

No soy aficionada al noir, y por lo tanto suelo hacer un esfuerzo extra cuando veo este género. El thriller ataca directamente a la razón, al menos mucho más que a la empatía de otros. Jugar con los datos siempre será agradecido por seguidores tangenciales como yo misma, y ofrece la posibilidad de la ampliación narrativa: los fans de The Wire han hecho wikis (y también mapas), pero Invisibles llama al relato. Una reflexión curiosa, pues ambos productos comparten género y tienen muchos puntos estilísticos en común.

Es habitual en la teoría narrativa dividir las series en productos de trama o de personajes. Invisibles se decanta claramente por la primera, pero la posibilidad de profundizar en los datos, si se hace en forma literaria, nos permite también aprovechar a los personajes. Aprovechar es un término que los creadores de Invisibles utilizan a menudo: aprovechar los viajes, aprovechar los actores, aprovechar material para crear un vídeoclip. Profundizar es también aprovechar los recursos narrativos y darles una vida diferente. Podríamos especular con la posiblidad del relato colaborativo, pero las acciones participativas se construyen paso a paso, igual que las comunidades, y eso, en Invisibles, está actualmente en pleno proceso de construcción. Si quieren explorar el relato participativo, el equipo de Invisibles tendrá que empezar por el relato a secas.

 

Desaconsejo multiplicar las plataformas en el caso de Invisibles, dado que sus recursos son limitados en todos los sentidos. Sin embargo, las opciones que yo he planteado aquí son una o dos de todas las opciones posibles: las he escogido porque permiten mantener el control sobre la historia, eso que a Palacios (y a muchos otros) le importa sobre todas las cosas.

 

(Invisibles ha comenzado su segunda temporada: puedes seguirla en Facebook, Twitter, y en su blog).

Especulaciones: Bendito Paladar

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Puedo presumir de que era fan de Bendito Paladar antes de que se convirtiera en el viral favorito de Florentino Fernández y, consecuentemente, en el programa estrella del canal católico 13TV (con spin of en Canal Cocina). Produce Abyana y conducen Sor Consuelo, Sor Liliana y Sor Beatriz. Las sigo con fascinación. Tras el recetario televisivo descubrimos un docushow: la vida cotidiana en un convento de clausura.

¿Es cualquier producto susceptible de crecer en modo transmedia? Sí. Absolutamente. ¿Es recomendable? Sin estrategia, nunca. Jamás. Pero en todo caso no debemos crecer en una única dirección ni al mismo ritmo. Bendito Paladar tiene unas características que podrían limitar su desarrollo transmedia, pero a la vez son las mismas que lo hacen orgánico y, por tanto, susceptible de desarrollo. Su presentación narrativa en dos niveles, recetario y docushow, es una de ellas. Las personalidades de Liliana y Beatriz, que como poco despiertan curiosidad, es la otra.

Abyana ya ha desarrollado una estrategia de comunicación para el programa basada en Facebook, con una red de fans mucho menor que los de su zapping en Tonterías Las Justas, pero muy fiel. El programa acaba de concluir su segunda temporada y su equipo continúa centrando la estrategia en la personalidad de las dos monjas, a las que los fans envían dudas y mensajes personales. El público mayoritario del programa hace suyo el carisma católico, pero descubrimos también seguidores para los que lo religioso no es relevante, aunque sí el diálogo. Quieren conocerlas. Una estrategia transmedia de Bendito Paladar habría de pasar necesariamente por la desvirtualización. Tendría que girar en torno a Liliana, Beatriz y sus compañeras.

Y ahí radica la primera dificultad: la Santa Regla.

Hay que matizar que el concepto de Clausura no es el mismo en todas las órdenes y que cada convento constituye una comunidad con autonomía dentro de las Constituciones Generales. Sor Liliana y Sor Beatriz nos han contado ya que su orden, como muchas otras, les da vacaciones cada pocos años para que visiten a sus familias. Otras monjas de clausura escriben blogs personales donde demuestran que, a pesar de la vida retirada, no se les escapa una. Pero las franciscanas de Segovia, de momento, no tienen Internet. Su interacción con los fans que les piden recetas, trucos, e incluso consejo espiritual han de ser, necesariamente, canalizadas a través de las communtiy managers del programa.

Eso conlleva un cambio en el ritmo del social media habitual de los programas de TV. Pero en este caso la inmediatez no aporta nada.  Entendemos la interacción con el fan al ritmo al que Twitter nos ha acostumbrado, pero ni Twitter ni Facebook son las únicas redes sociales.

El programa aún no tiene galería de fotos (tampoco en su página Facebook).  Dada su vocación más allá del recetario, y los primeros pasos que ya están dando con los making of, Flickr parece una opción natural:  por la audiencia curiosa y porque otorga libertad a las monjas para compartir aquello de su vida diaria que no cubre el show, según su criterio personal y a su ritmo.

De hecho, el primer producto transmedia de Bendito Paladar ya existe y es un libro: Delicias celestiales. Las autoras lo presentaron en rueda de prensa en su convento de Segovia. No sé si las monjas desearían un encuentro más cercano con sus fans, pero hasta Isasaweis se hizo un apartado de correos para que le enviaran manualidades. Y el papel y el bolígrafo, de momento, no se han extinguido.

Pensaba en una iniciativa similar al Postcrossing para los fans que quisieran escribir al convento de Segovia. Postcrossing proporciona a sus miembros el valor de la sorpresa: no sabes quién te va a enviar postales ni desde dónde. El soporte es el premio, y la comunidad el añadido. En este caso, la postal puede convertirse en valor para Liliana y Beatriz, una retribución de sus fans, con el añadido de la comunicación directa.

En realidad, toda la estrategia transmedia propuesta aquí pasa por la desvirtualización y la incorporación de elementos de comunicación tradicional. Lo cual, bien pensado, tiene mucho que ver con el tono del programa: cocina tradicional, realización sencilla y audiencia familiar. La existencia de una red social pasa por construir la comunidad, no por Internet. Se puede tener una red social sin la segunda pero no sin la primera. Aunque, si los beneficios del libro están siendo destinados directamente a la restauración del convento donde viven, el de las Franciscanas Concepcionistas, me pregunto por qué nadie ha hablado a la abadesa, Sor Consuelo, por el crowfunding. Este también estaba inventado antes de Kickstarter: si lo sabrán en los conventos.

 

Un amigo escribió un relato y sólo me ha traído esta estúpida camiseta

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Hace una semana escasa presenté un briefing transmedia que el director del proyecto calificó de garabato de dos folios, no porque le pareciera malo, sino porque no era un guión en Courier New como dios manda y además, había empezado por el final. Lo había hecho al revés.

Más o menos el mismo día  supe, a través de Javi de Ríos, de la existencia de Pompas de Papel. Aquí tienen su presentación, y aquí una selección de sus camisetas:

No son los primeros que venden camisetas literarias. Lo que me ha llevado a dedicarles este post es que, en este momento en que la narración multiplataforma se utiliza, fundamentalmente, para colocar un producto tradicional en mercado, ellos también han hecho el camino al revés.

Pompas de papel no hace camisetas para vender libros (lo cual estaría muy bien), ni tampoco para vender su propia marca de diseño (lo cual también estaría muy bien). Pompas de Papel quiere hacer literatura. Difundir literatura, concretamente, y literatura hiperbreve siendo específicos. Y han pasado (casi) de la convergencia digital para imprimir, y vender, las obras que seleccionan en camisetas. Es cierto que no sólo venden camisetas con hiperbreves, y que además diseñan para otros. Pero su colección principal, en torno a la cual están desarrollando, además, un minucioso trabajo de comunidad, es esta que ven.

¿Y qué ventajas le veo yo a esto? Fundamentalmente que han conseguido algo que yo, que llevo unos meses queriendo converger productora transmedia, todavía no he cuadrado: un producto controlable. La originalidad es importante, sobre todo si quieres presentar tu producto en la Red, pero si no eres Sony más te vale concentrarte en algo que puedas sacar adelante tú solo y en un plazo de tiempo que no te coma la moral además del presupuesto. Las camisetas son suyas, el diseño gráfico también: los relatos no todos, pero también han conseguido otro logro con ello, el contacto directo con los escritores.

Trabajo con un compañero, ilustrador, con el que quiero sacar adelante un proyecto personal. Hemos hablado de crear una versión camisetera de sus dibujos, pero fue una idea a posteriori, como casi siempre que pensamos en este producto. Esto lo habrá dicho más de uno: «además podemos sacar camisetas» (y quien dice camisetas dice calendarios o todo el catálogo de Café Press).

Me preocupa la creciente identificación de transmedia con marca, en el sentido de que muchos parecen utilizarlo para vestir un producto audiovisual (spot, película, serie) o alargar su vida útil; y no como elemento del producto. Algunas obras transmedia que intento analizar aquí adolecen de esto, y resultan, como poco, inconsistentes. A eso me refería cuando decía que Pompas de Papel hace un recorrido al revés. La camiseta no es para luego, para el marketing (esta también es un clásico). Es un soporte más desde el que parir una obra. Y además, crea modelo de negocio. Lo demás no es transmedia. Es humo. O garabatos.

¿Qué hacemos con Facebook?

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Hace poco reflexionaba sobre la impermanencia como característica de Twitter. El twittero lucha para invertir la impermanencia _él o su mensaje_.  En Facebook ocurre lo mismo… y a la vez no. Porque Facebook, aun siendo efímero, se basa en dos puntos: el muro del usuario y, sobre todo, el círculo de amistades. La clave de la conversación es el nodo.

Muro de Facebook: cumpleaños, eventos de amigos, y más

Si se fijan un poco, aquí hay mucha información sobre mí

Mi wall de Facebook se parece mucho a la pared de mi despacho, donde ahora mismo estoy viendo una foto de mi perro, un calendario del maestro Hokusai, un poster de Star Wars, un corcho con recibos, otro poster de Star Wars, un template de Gary Hayes, otro poster de Star Wars, citas de Billy Wilder y volantes del médico. La palabra muro nunca se usó con más precisión.

Así que una vez nos hemos cansado de localizar a antiguos contactos, aplaudir memes y comprobar que nuestro ex comparte hipoteca con una más fea que tú, más aburrida que tú y muchísimo más tonta que tú; y que todavía somos más los que queremos quedarnos que los que se van de Facebook, ¿qué hacer con él?

Lo primero que deberíamos preguntarnos es qué no hacer: FB no es Twitter, no es una red de blogs, ni es un foro, aunque comparta aplicaciones y rasgos con los tres. Por eso nos molesta tanto cuando aparece un «amigo» que responde a una marca (aunque tenga una perfil personal en vez de una página) y nos planta en el muro su última ocurrencia. Pero nos encanta que nos dejen un mensaje pocho o un vídeoclip con canciones sobre la lluvia. La acción es la misma, pero el de antes se olvidó de que Facebook es, por encima de todo, un patio de vecindad. Y que la clave para ser amigos, hasta amigos-del-Facebook, está en construir relaciones.

Se llama Luca

Eso es lo que hace en su muro Luca el zombi. Es una novela que se publica por entregas en su muro, como muchos otros experimentos literarios y series web. La diferencia es que los autores de Luca son conscientes de que ser social significa algo más que felicitar a tus fans por su cumpleaños (aunque no esté nada mal). Ser social es regalarles cameos en tus capítulos, por ejemplo. O lo que más nos gusta de Facebook, hacer concursos.  Que el premio de este último sea que no tú, sino tu idea salga en la novela.  Ya tiene mil seguidores.

Javier «Crudo» Gallego utiliza Facebook para crear comunidad con los oyentes de su programa en Radio 3, Carne Cruda.  Directamente, su perfil está en el área de Comunidades de FB, no de medios. El funcionamiento del FB de Carne Cruda es muy parecido al de cualquier perfil personal: vídeos, podcasts, sin importar el medio de procedencia ni las deudas con el grupo empresarial o la cadena madre que todavía aquejan a muchos informativos en TV. Y si se tercia enlaza a un blog que no podría ponerse a leer en sus dos horas de radio diarias.

Personalmente, sólo he utilizado Facebook como herramienta una vez: el cortometraje de animación (malogrado) La Estación de Las Voces, para el cual me pidieron el guión y desarrollé una estrategia social basada en FB. Durante el tiempo que duró la preproducción, y hasta que el proyecto se paró por iniciativa propia del director, fui publicando fragmentos del relato que había dado origen al guión, un diario de la escritura de este, anuncios, y las colaboraciones de amigos y conocidos que nos grababan sus voces para, en el futuro, integrarlas en el paisaje sonoro de la película. Lo que aprendí de la experiencia fue precisamente eso: si quieres que tu proyecto llame la atención, tiene que pasar a ser también algo propio de los amigos a los que has dado la brasa para que se hagan fans. Otra cosa es spam.

De hecho, este es el mismo motivo por el que me he enganchado al Zombie Lane. ¿Por su jugabilidad, por su sentido del humor? Podría ser, pero no (lean esta excelente review). ¿Porque es más social que Cityville, Farmville, Frontierville, Petsville o Fishville? Tampoco: es porque este es el que juegan mis amigos.

 

(gracias por la información de partida a Javier de Ríos: en el muro de su  Guía de concursos literarios hemos podido participar directamente en uno de estos, el Beso de Rechenna. De Ríos publica un seguimiento de los concursos que difunde (igual que en su web), actualiza los fallos y, si puede, publica los ganadores. Soy una de sus más de 7000 fans).

Los apuntes de la becaria

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Pues yo también estuve en el Transmedia Living Lab. Ya habrán leído casi todo. Llegué con algo de suspicacia, después de algún encuentro creado sólo para intentar vender algo, y salí feliz, con unos cuantos contactos desvirtualizados, otros tantos nuevos, varios prejuicios rotos, orientaciones creativas y unos apuntes que paso a glosar.

Perder el control [de la obra terminada] y perder el miedo a perder el control: lo más importante es la conversación. Lo dijo Haritz Rodríguez.

The thin blue line, documental de creación. Me lo recomienda Dani, de Producciones en Tren.

Construir universo, frente a la creación alrededor de personaje. Mencionó estas cosas Jordi Salvat, hablando sobre MON3XL (y a esto le pongo algunas pegas…). Y fue el primero de la mesa en presentar la participación del usuario vinculada a la experiencia del juego: eso que la gente de ARSGAMES me ha enseñado que se llama gamificación, y de lo cual tuve ocasión de charlar con Jesús Fabre, uno de sus miembros.

Transmedia es un suceso: algo que está pasando. Pero al final, a todos nos suenan algunas caras… porque salen en la tele. Dijo Gonzalo Martín mientras analizaba El Plan B, el proyecto musical de Carlos Jean. Lo cual conlleva un riesgo de generación de expectativas muy peligroso para los independientes, los lowcost, los que como yo no tienen plataforma donde caerse muertos (esto último lo charlamos, otra vez, Mercedes Ramírez y yo en uno de los cafés). Pero no me hagan caso y vean su presentación aquí mismo.

Allison Norrington comenzó a hablar de novela transmedia citando a Mad Men, por la noticia de sus cameos en L.A. Noire (pero podría haberlo hecho por casi todo su contenido extra: portfolio de SCDP y coctelería incluidos). Su concepto generation C corresponde tanto a collaboration como a content, pero incluye otra C: control. Me prometo leer, sí o sí, su novela Cathy’s book: Norrington pasó de consumir transmedia a hacer transmedia. Y aconseja tener a mano esto.

Para no perderse por el camino

Participación. Pero también narrativa (unlocking storytelling): el eje del producto es la historia, no el medio. Gestar un mundo, conocer a tus personajes, desarr0llar una estrategia que permita crecer a tu historia, y al mismo tiempo, conocer a tus consumidores. Conquistar la sencillez. Ser auténtico. Esperar la sorpresa… y no ofender la inteligencia del público. Total nada.

Mercedes Ramírez, presentando un proyecto transmedia a coste cero, aconsejaba integrar plataformas para ahorrar costes. Porque no todo es gratis: ni el tiempo ni el dinero, continuó Montecarlo en su presentación, que también tiene post propio. Él también insiste en dejar escoger al usuario: la inmersión es elección suya. Él decide cuándo, y cuánto, meterse. Y nos recuerda que no todo relato transmedia tiene que tenerlo TODO. «Como si fuera una gymkana […]. Movernos en el terreno del juego». De nuevo, gamificación. Y comunidad.

Crowfunding es también comunidad. Pero no es una tienda. Por si acaso, nos lo recordó Jonàs Salas presentando Verkami.

Evolucionando de serie a marca; y buscando, mientras, compañeros de viaje. Nos lo explicó Antonio L. Sánchez, coordinador de guión de Jelly Jam. Buscando compañeros, José Feito y su equipo de Xperimenta Planet han acabado en Canadá. Jelly Jam encontró su marca en el sonido: The Crows en los social games. Y se abre un debate: ampliar universo ¿es necesariamente transmedia? Apunto que sí lo es, en la medida que es puerta de entrada a una historia y, frente a la mercadotecnia tradicional, implica la identificación.

A los niños no les gustan las imitaciones. Y conocen el poder del juego, y el poder de las relaciones. Rebecca Denton nos recuerda todo eso y más: que los niños son narradores natos, que ponen nombre a sus juguetes y cuentan su biografía.

Are you ready?

Equipo pistacho mostrando sus cartas

Dejo para el final las dos sesiones de campo. Karinne Halpern nos presentaba su taller TransmediaReady partiendo de su propia experiencia creativa: «quería romper el muro […] así que me compré un iPhone y me fui al extranjero». El taller explora las etapas de creación de un proycto transmedia como si fuera una baraja del juego de Las Siete Familias.

Los tres proyectos que surgieron teníamos en común un enfoque de implicación directa del usuario (¿qué harás tú?), historias gamificadas, y la catalización de experiencias desvirtualizadas. Dos eran proyectos educativos, y el mío, partiendo de una serie de ficción, abría una rama en las escuelas.

De hecho, el Lab, como experiencia formativa, ha sido en sí mismo todas estas cosas: una experiencia desvirtualizada, una inmersión en la red social (hemos pasado de la tarjeta a agregarnos), un ejercicio narrativo (muchos, en realidad), y un juego. La historia continúa mientras preparamos el segundo.

 

 

España y América Latina en Transmedia

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Presentación de Gonzalo Martín en Transmedia Living Lab, en la que repasa algunas presencias relevantes para la reflexión sobre el estado del concepto de «producción transmedia» en el entorno del español y el portugués.

Los tiempos están cambiando (I)

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El pasado 28 de mayo, en el marco del primer Transmedia Living Lab, participé en la mesa redonda «Cómo nace un proyecto transmedia».

Al final del post tenéis el link al PowerPoint que acompañó mi intervención. He querido compartir el documento sin añadir nada, para evidenciar que una presentación es más que un ppt. En mi próxima entrada aportaré un texto «de acompañamiento», que complemente y clarifique el apartado visual.

Tan solo os faltará mi «actuación» (de la que pudieron gozar los que asistieron a la sala o los que nos siguieron en «streaming»).


Teorizando Transmedia. La Tridimensionalidad

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Puedo afirmar que para mí, y de todo entre todo lo escuchado, la mejor definición de la narrativa transmedia es la de Massimo Martinotti, que nos dice que “es una historia tan grande, que no cabe en una sola plataforma y necesita varias para poder desarrollarse”. Muy simplificado por mí, lo sé, perdón.

Esta definición nos presenta algo tan relevante como es el concepto de necesidad. No es que explotemos la historia en distintas plataformas, es que la narración no puede darse sin esa coexistencia diversificada fruto de la convergencia de medios.

Esto nos recuerda a Marshall McLuhan y su “el medio es el mensaje”, o por qué no, a “primero modelamos nuestros instrumentos, después ellos nos modelan a nosotros”, que a mi juicio debería seguir con “y luego modelamos a los medios, que nos vuelven a modelar a nosotros, que…y todo a la vez”, más cercano al ecosistema mediático. Pero, ¿A qué viene traer estas frases ahora? (además de que está de moda McLuhan, recuperado e idolatrado, huele a hype), ¿qué aportan? More: Read the rest of this entry…

Teorizando Transmedia. Los Orígenes.

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La humanidad siempre ha tratado de conocer el mundo. La voluntad (entendida como capacidad de querer) le mueve, y la capacidad intelectiva le permite crecer en conocimientos. Vemos fenómenos de la naturaleza y queremos comprenderlos, desentramarlos. De esa búsqueda surgen las leyes físicas, matemáticas… que explican dichos procesos. Así mismo, éstas leyes son asumidas por la cultura y se manifiestan en el campo del saber y las ciencias sociales, dando lugar a teorías filosóficas, sociales, etc; y el mismo proceso se da en los ámbitos de la innovación y la tecnología: las leyes matemáticas y físicas se materializan en nuevos desarrollos y avances tecnológicos. Con el tiempo, la sociedad hace suyas dichas teorías filosóficas y las tecnologías se democratizan, de forma que las leyes matemáticas, físicas…terminan por impregnar la cultura y los comportamientos de la población. More: Read the rest of this entry…

Teorizando Transmedia. Introducción.

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¿Por qué teorizar transmedia? ¿Por qué un título tan ambicioso que me da vergüenza? Más que nada, para establecer bases teóricas que nos sirvan para entender todo aquello que aprendemos con los análisis prácticos de quienes aquí escriben, para entender de dónde viene el transmedia y cuáles son sus posibilidades, hacia dónde va.

Simplemente cuanto mejor conozcamos las características y reglas esenciales de aquello que tenemos entre las manos, más capacidad tendremos de entenderlo y de relacionarnos con ello. Como la meteorología, que es la ciencia menos predecible que existe, demostrado está; sin embargo, un meteorólogo o una persona que trabaje en el campo es muy probable que puedan decirnos que tiempo hará mañana, y que acierten.

Existen otras causas añadidas, como decía Guillermo Orozco Gómez, “vivimos una época de esquizofrenia epistemológica por la ausencia de una visión abarcativa de las nuevas realidades comunicativas”. Y uno de los términos perjudicados ha sido el transmedia, que señalado como hype, sufre la infravalorazión por parte de ciertos ámbitos y disciplinas. Equivocadamente, a mi entender.

Pero, ¿por qué le ha ocurrido esto al transmedia? Hemos de tener en cuenta que los “nuevos medios” son estudiados, analizados, conversados desde puntos de vista muy diferentes, disciplinas con objetivos aparentemente incompatibles que, en ocasiones y erróneamente, se niegan a dialogar.

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