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Un amigo escribió un relato y sólo me ha traído esta estúpida camiseta

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Hace una semana escasa presenté un briefing transmedia que el director del proyecto calificó de garabato de dos folios, no porque le pareciera malo, sino porque no era un guión en Courier New como dios manda y además, había empezado por el final. Lo había hecho al revés.

Más o menos el mismo día  supe, a través de Javi de Ríos, de la existencia de Pompas de Papel. Aquí tienen su presentación, y aquí una selección de sus camisetas:

No son los primeros que venden camisetas literarias. Lo que me ha llevado a dedicarles este post es que, en este momento en que la narración multiplataforma se utiliza, fundamentalmente, para colocar un producto tradicional en mercado, ellos también han hecho el camino al revés.

Pompas de papel no hace camisetas para vender libros (lo cual estaría muy bien), ni tampoco para vender su propia marca de diseño (lo cual también estaría muy bien). Pompas de Papel quiere hacer literatura. Difundir literatura, concretamente, y literatura hiperbreve siendo específicos. Y han pasado (casi) de la convergencia digital para imprimir, y vender, las obras que seleccionan en camisetas. Es cierto que no sólo venden camisetas con hiperbreves, y que además diseñan para otros. Pero su colección principal, en torno a la cual están desarrollando, además, un minucioso trabajo de comunidad, es esta que ven.

¿Y qué ventajas le veo yo a esto? Fundamentalmente que han conseguido algo que yo, que llevo unos meses queriendo converger productora transmedia, todavía no he cuadrado: un producto controlable. La originalidad es importante, sobre todo si quieres presentar tu producto en la Red, pero si no eres Sony más te vale concentrarte en algo que puedas sacar adelante tú solo y en un plazo de tiempo que no te coma la moral además del presupuesto. Las camisetas son suyas, el diseño gráfico también: los relatos no todos, pero también han conseguido otro logro con ello, el contacto directo con los escritores.

Trabajo con un compañero, ilustrador, con el que quiero sacar adelante un proyecto personal. Hemos hablado de crear una versión camisetera de sus dibujos, pero fue una idea a posteriori, como casi siempre que pensamos en este producto. Esto lo habrá dicho más de uno: «además podemos sacar camisetas» (y quien dice camisetas dice calendarios o todo el catálogo de Café Press).

Me preocupa la creciente identificación de transmedia con marca, en el sentido de que muchos parecen utilizarlo para vestir un producto audiovisual (spot, película, serie) o alargar su vida útil; y no como elemento del producto. Algunas obras transmedia que intento analizar aquí adolecen de esto, y resultan, como poco, inconsistentes. A eso me refería cuando decía que Pompas de Papel hace un recorrido al revés. La camiseta no es para luego, para el marketing (esta también es un clásico). Es un soporte más desde el que parir una obra. Y además, crea modelo de negocio. Lo demás no es transmedia. Es humo. O garabatos.

«El silencio se mueve», una novela transmedia de Fernando Marías

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He tenido noticia a través del blog de Profesionales Digitales de lo que al parecer viene a ser «la primera novela transmedia en español«. Una novela que se titula «El silencio se mueve«, escrita por el reconocido escritor Fernando Marías.

A mi juicio, la literatura negra, las historias de misterio, los relatos policiacos y los thrillers son muy susceptibles de convertirse en experimentos transmedia, sobre todo a la hora de facilitar la inmersión del lector en la narrativa, porque el hecho de tener que resolver enigmas y buscar pistas facilita la participación directa del lector en la historia. Aunque, evidentemente, no es un requisito obligatorio para diseñar una narrativa transmedia, el caso que nos ocupa sí se enmarca dentro de ese género literario.

El argumento de la novela de Marías gira en torno a los enigmas que rodean al investigador Juan Pertierra, que posee la habilidad de escuchar el silencio, heredada de su padre. Tras la muerte de éste, el investigador atraviesa un mal momento, y es cuando recibe la visita de Liza y Lisa. Por lo que he podido leer, Lisa (hija de Liza) desaparece misteriosamente de cuando en cuando, «viajando en el silencio». A la vuelta de sus viajes esboza siempre los mismos dibujos.

La novela, si es que puede llamársele así, emplea diversos elementos narrativos, como varios relatos cortos, un cómic, varias páginas web e incluso un número de teléfono al que el lector puede llamar para saber más sobre el personaje.