Aquí tenéis el enlace a los videos de las ponencias, mesas redondas y pitchings del Cross Video Days 2012.
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Aquí os dejo el enlace al resumen de la reunión de TEN (Transmedia Europe Network) que tuvo lugar en el pasado Festival Internacional de Cine de Rotterdam.
Es la versión traducida del post sobre Transmedia Europe Network de Rotterdam, publicada originalmente en el blog de Filmin.
Puedo presumir de que era fan de Bendito Paladar antes de que se convirtiera en el viral favorito de Florentino Fernández y, consecuentemente, en el programa estrella del canal católico 13TV (con spin of en Canal Cocina). Produce Abyana y conducen Sor Consuelo, Sor Liliana y Sor Beatriz. Las sigo con fascinación. Tras el recetario televisivo descubrimos un docushow: la vida cotidiana en un convento de clausura.
¿Es cualquier producto susceptible de crecer en modo transmedia? Sí. Absolutamente. ¿Es recomendable? Sin estrategia, nunca. Jamás. Pero en todo caso no debemos crecer en una única dirección ni al mismo ritmo. Bendito Paladar tiene unas características que podrían limitar su desarrollo transmedia, pero a la vez son las mismas que lo hacen orgánico y, por tanto, susceptible de desarrollo. Su presentación narrativa en dos niveles, recetario y docushow, es una de ellas. Las personalidades de Liliana y Beatriz, que como poco despiertan curiosidad, es la otra.
Abyana ya ha desarrollado una estrategia de comunicación para el programa basada en Facebook, con una red de fans mucho menor que los de su zapping en Tonterías Las Justas, pero muy fiel. El programa acaba de concluir su segunda temporada y su equipo continúa centrando la estrategia en la personalidad de las dos monjas, a las que los fans envían dudas y mensajes personales. El público mayoritario del programa hace suyo el carisma católico, pero descubrimos también seguidores para los que lo religioso no es relevante, aunque sí el diálogo. Quieren conocerlas. Una estrategia transmedia de Bendito Paladar habría de pasar necesariamente por la desvirtualización. Tendría que girar en torno a Liliana, Beatriz y sus compañeras.
Y ahí radica la primera dificultad: la Santa Regla.
Hay que matizar que el concepto de Clausura no es el mismo en todas las órdenes y que cada convento constituye una comunidad con autonomía dentro de las Constituciones Generales. Sor Liliana y Sor Beatriz nos han contado ya que su orden, como muchas otras, les da vacaciones cada pocos años para que visiten a sus familias. Otras monjas de clausura escriben blogs personales donde demuestran que, a pesar de la vida retirada, no se les escapa una. Pero las franciscanas de Segovia, de momento, no tienen Internet. Su interacción con los fans que les piden recetas, trucos, e incluso consejo espiritual han de ser, necesariamente, canalizadas a través de las communtiy managers del programa.
Eso conlleva un cambio en el ritmo del social media habitual de los programas de TV. Pero en este caso la inmediatez no aporta nada. Entendemos la interacción con el fan al ritmo al que Twitter nos ha acostumbrado, pero ni Twitter ni Facebook son las únicas redes sociales.
El programa aún no tiene galería de fotos (tampoco en su página Facebook). Dada su vocación más allá del recetario, y los primeros pasos que ya están dando con los making of, Flickr parece una opción natural: por la audiencia curiosa y porque otorga libertad a las monjas para compartir aquello de su vida diaria que no cubre el show, según su criterio personal y a su ritmo.
De hecho, el primer producto transmedia de Bendito Paladar ya existe y es un libro: Delicias celestiales. Las autoras lo presentaron en rueda de prensa en su convento de Segovia. No sé si las monjas desearían un encuentro más cercano con sus fans, pero hasta Isasaweis se hizo un apartado de correos para que le enviaran manualidades. Y el papel y el bolígrafo, de momento, no se han extinguido.
Pensaba en una iniciativa similar al Postcrossing para los fans que quisieran escribir al convento de Segovia. Postcrossing proporciona a sus miembros el valor de la sorpresa: no sabes quién te va a enviar postales ni desde dónde. El soporte es el premio, y la comunidad el añadido. En este caso, la postal puede convertirse en valor para Liliana y Beatriz, una retribución de sus fans, con el añadido de la comunicación directa.
En realidad, toda la estrategia transmedia propuesta aquí pasa por la desvirtualización y la incorporación de elementos de comunicación tradicional. Lo cual, bien pensado, tiene mucho que ver con el tono del programa: cocina tradicional, realización sencilla y audiencia familiar. La existencia de una red social pasa por construir la comunidad, no por Internet. Se puede tener una red social sin la segunda pero no sin la primera. Aunque, si los beneficios del libro están siendo destinados directamente a la restauración del convento donde viven, el de las Franciscanas Concepcionistas, me pregunto por qué nadie ha hablado a la abadesa, Sor Consuelo, por el crowfunding. Este también estaba inventado antes de Kickstarter: si lo sabrán en los conventos.
El pasado 28 de mayo, en el marco del primer Transmedia Living Lab, participé en la mesa redonda «Cómo nace un proyecto transmedia».
Al final del post tenéis el link al PowerPoint que acompañó mi intervención. He querido compartir el documento sin añadir nada, para evidenciar que una presentación es más que un ppt. En mi próxima entrada aportaré un texto «de acompañamiento», que complemente y clarifique el apartado visual.
Tan solo os faltará mi «actuación» (de la que pudieron gozar los que asistieron a la sala o los que nos siguieron en «streaming»).
Photo by noluck under Creative Commons licence.
La publicidad convencional ya no funciona: los canales se han diversificado, la demanda de contenido de calidad va en aumento y la audiencia quiere participar. El consumidor, en otro tiempo un sujeto pasivo, quiere que su voz se escuche y tiene canales a través de los que participar.
La comunicación de marcas necesita nuevas formas de expresión, acordes con el modelo actual. La visión unitaria y unidireccional se ha sustituido por la variedad de puntos de vista y la interacción.
El Storytelling un método de comunicación profundamente arraigado en el ser humano: el hombre se ha servido de él desde tiempos inmemoriales y sigue haciéndolo. Contar historias es algo común a todas las culturas y a todas las épocas. Cada día todos nosotros, de un modo u otro, nos las contamos.
Por supuesto que puede haber un componente lúdico en ese proceso, pero el verdadero motivo por el que lo hacemos es porque contar historias nos ayuda a configurar y comprender el mundo en el que vivimos y a compartir esa visión con los demás.
El Storytelling se basa en la transmisión de valores y conocimiento a través de emociones, en lugar de emplear cálculos y razonamientos. Para ello se sirve relatos elaborados a medida del narrador y de su audiencia. Y es que la eficacia del Storytelling se sustenta en este sencillo argumento: los razonamientos llevan a conclusiones, la emoción lleva a acciones.
Por eso, las historias que contamos (las buenas historias) deben emocionar. No se trata de provocar cualquier emoción, sino de despertar aquellas que están relacionadas con el mensaje y los valores que queremos transmitir. La emoción, no lo olvidemos, no es el fin, es tan solo el nexo de conexión entre los participantes.
Una de las principales características del Storytelling es el hecho de que se lleve a cabo “en directo”, aunque el motivo de fondo de que sea así es que eso permite una interacción entre el narrador y el oyente. La comunicación, para que sea considerada como tal, debe establecerse en dos direcciones. El que construye el relato debe saber hablar, pero también escuchar. Y hacerlo con todos los sentidos. Es lo que coloquialmente llamamos “tomar el pulso a la audiencia”.
Un buen narrador modifica el ritmo, el tono y el desarrollo de su discurso en función de las reacciones de su público. Dicho de otro modo, el público no es un sujeto pasivo.
Esa peculiaridad, que en medios narrativos como el cine o la literatura había quedado apartada, resurge gracias a la aparición de los entornos digitales, que recuperan esa relación bidireccional.
Es por ello que el Storytelling digital se perfila como una brillante alternativa a la publicidad convencional, ya que combina elementos de comunicación emocional con los recursos de últimas tecnologías que permiten la intervención del espectador sobre el relato, el establecimiento de una conversación y la personalización de la experiencia de inmersión.
Artículo de Stephen Byrne en la edición australiana de Digital Ministry. Empleando como ejemplo las campañas publicitarias antitabaco, Byrne traza un escenario para superar el tradicional concepto de «campaña» propio de la publicidad tradicional para incidir en cómo la incorporación de los nuevos medios es ahora una forma de mejorar el proceso comunicativo para incidir realmente en los cambios de conducta:
En un caso de campaña de branding de marketin social como la australiana Quitnow, los medios de display tradicionales se emplean exclusivamente para enviar los mensajes principales a los targets esenciales. Pero, en ocasiones, la radio, las relaciones públicas, el activismo y los nuevos medios sociales pueden ser más activos al emplears para lograr una involucración verdadera y conseguir el cambio de conducta.
Byrne señala, asimismo, como juna estrategia transmedia permite la renovación constante de la marca.
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