Recientemente me han pedido desarrollar el tratamiento de un cortometraje. La duración tenía que ser imperativamente de seis a nueve minutos, así que, cuando tuvimos que hacer los inevitables descartes, propuse al director, lector de Noticias Transmedia, ampliar su historia utilizando narración transversal. En concreto, crear el blog y las cuentas de Twitter que aparecen en dos secuencias, y utilizar MySpace, dado que los personajes son músicos y la historia transcurre en las horas previas a un concierto.
La primera reacción de mi colega fue de escepticismo, ya que, al fin y al cabo, «sólo» estábamos haciendo un corto. Quizá era excesivo extender la narración para una obra audiovisual pro bono y de mínima duración incluso para sus estándares. Entendía que el concpeto de Transmedia venía para obras profesionales, y sobre todo «para luego», para el área de Marketing.
Los creadores audiovisuales olvidamos a menudo el carácter experimental de algunos formatos. Tal como hablaba de algunas series online, el cortometraje ha sido durante una década una vía de negocio paralela al largo. Eso ha provocado, tal como en éste, la aparición de fórmulas narrativas de cuya repetición muchos no éramos ni siquiera conscientes. Algunos realizadores que he conocido este año no ponen sus obras en la Red, porque les quita posibilidades. Igual que la serie online para las teles, existe el corto «de festivales» o el corto «de teles»… aunque algunas iniciativas nos van a obligar a ponernos las pilas sí o sí.
Conseguí convencer (a medias) a mi colega apelando al carácter lúdico de su corto, precisamente: le sobran unos cuantos euros, este verano no tiene trabajo, y quiere una historia breve para añadir a su bobina. Lo demás vendrá luego, si es que viene. Así que vamos a integrar el blog y, probablemente, la cuenta MySpace, «por probar». Emplear las herramientas y ver qué podemos hacer para integrarlas en la historia, qué tal se nos da y cómo responde el público.
En realidad es para eso para lo que un cortometraje debería servir por encima de cualquier otra consideración, incluso la de tener algo que enseñar: domar la creatividad, estirarla, aprender, explorar técnicas que tarde o temprano hay que utilizar. Pero sobro todo disfrutarlo, porque no siempre puedes hacerlo. Parece que ninguna historia es tan pequeña que no pueda caber en más de un medio. El resultado ya se lo enseñaré, si ustedes me dejan.
Créditos: la imagen pertenece a la galería de LaFruU, con licencia CC.