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Aferrarse a la historia

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«Internet es tan grande…». Hace una semana recibí un correo de Xavi Fontana invitándome a un café con él y el director de Invisibles, Gustavo Palacios. Internet es, en efecto, muy grande, pero hemos coincidido en un espacio compartido por el interés en la webserie, y más allá de esta, en la búsqueda de otros formatos de narración y producción audiovisual. Confieso que llegué a ese café con tanto interés como perspicacia ya que, a pesar de lo atractivo de la idea (un thriller internacional, bilingüe, con actores maduros, en el panorama actual de la webserie), Invisibles no es un producto transmedia.

Palacios, director y guionista, insistía sin embargo en el potencial colaborativo de su proyecto: le interesa, tanto a él como a Fontana, «el hecho físico de poder hablar». Comenzó su primera temporada adaptando la producción _y por lo tanto, la trama_ de Invisibles a las circunstancias que les surgían. Llegar a Estambul y rodar en las localizaciones que un equipo desconocido, contactado a través de un primer email, había seleccionado. Con actores que nunca habían ensayado con Fontana, en un inglés mal hablado a propósito, el inglés del turista y del comerciante.  Un viaje sobrevenido a Buenos Aires ha determinado la trama de la segunda temporada.

Del mismo modo, los recursos determinaron el formato, como en la mayoría de las webseries, pero también les atraía la inmediatez y la prolongación de la vida del producto, algo que muchos hemos ido descubriendo casi de manera empírica. A Invisibles no la condiciona, por ejemplo, el jurado de un festival de cortometrajes, pero tampoco la posibilidad de un contrato con una marca, o una TDT, como a otros productos de Internet. Sin embargo, la inmediatez les ha llevado a 4000 descargas en Vodo.net y a mantener una conversación constante en Twitter con un número de seguidores creciente, y hablan de ello con algo de vértigo.

Percibí también cierta aprensión por parte tanto de Palacios como de Fontana a la narración multiplataforma. Palacios habla, casi de manera obsesiva, de «aferrarse a la historia en un tiempo que niega la narración». Que tanto Fontana como yo respondiéramos «¡The Artist!» al momento de oírle hace pensar que, como poco, esa obsesión por la idea de la historia es compartida.

Comprendo el miedo a perder el control de la historia usando transmedia. Es un miedo que resulta bastante común en otras producciones. Probablemente, quienes hemos empezado a hacer transmedia desde la narrativa audiovisual monoplataforma vemos las iniciativas de marca con cierto prejuicio hacia eso que muchos llaman despectivamente hacer lo del marketing; pero el hype alrededor de la narrativa multiplataforma engorda ese prejuicio.

Yo no pretendo decidir qué es narrativa transmedia y qué no lo es: bastante tengo con arreglármelas para saber qué es narrativa y qué no. Pero creo que se podría especular con qué transmedia sería útil para un producto Presupuesto Cero como Invisibles, o cómo agarrarnos a una historia con más de una mano.

A través de los viajes

Si Gustavo Palacios habla de cuán determinantes son los desplazamientos para el desarrollo de Invisibles. Mi primera sugerencia sería trabajar con esos viajes: ofrecer un mapa con el itinerario de la aventura de Daniel, el protagonista de la serie, que además de funcionar como asiento narrativo para el espectador, sirva como elemento estético e imagen de la serie.

Sin embargo, no les aconsejaría mapear la historia utilizando herramientas como Google Maps en crudo, sino generar imágenes con estos e integrarlas en otras dentro del blog de la serie: la pérdida de interactividad que conlleva se equilibraría con un mayor control estético sobre el mapa  que se acercara más al género negro de la trama. Narrativamente hablando, el itinerario de Daniel (y también el de los creadores) tiene más que ver con la impresión de extrañamiento que con «descubrir» lugares. Como en todo producto de larga vida, nunca puedes saber en qué devendrá, y si una marca de turismo se interesará por patrocinar a Daniel, pero no es esta estrategia de venta la que tengo ahora en mente.

 

Información adicional

No soy aficionada al noir, y por lo tanto suelo hacer un esfuerzo extra cuando veo este género. El thriller ataca directamente a la razón, al menos mucho más que a la empatía de otros. Jugar con los datos siempre será agradecido por seguidores tangenciales como yo misma, y ofrece la posibilidad de la ampliación narrativa: los fans de The Wire han hecho wikis (y también mapas), pero Invisibles llama al relato. Una reflexión curiosa, pues ambos productos comparten género y tienen muchos puntos estilísticos en común.

Es habitual en la teoría narrativa dividir las series en productos de trama o de personajes. Invisibles se decanta claramente por la primera, pero la posibilidad de profundizar en los datos, si se hace en forma literaria, nos permite también aprovechar a los personajes. Aprovechar es un término que los creadores de Invisibles utilizan a menudo: aprovechar los viajes, aprovechar los actores, aprovechar material para crear un vídeoclip. Profundizar es también aprovechar los recursos narrativos y darles una vida diferente. Podríamos especular con la posiblidad del relato colaborativo, pero las acciones participativas se construyen paso a paso, igual que las comunidades, y eso, en Invisibles, está actualmente en pleno proceso de construcción. Si quieren explorar el relato participativo, el equipo de Invisibles tendrá que empezar por el relato a secas.

 

Desaconsejo multiplicar las plataformas en el caso de Invisibles, dado que sus recursos son limitados en todos los sentidos. Sin embargo, las opciones que yo he planteado aquí son una o dos de todas las opciones posibles: las he escogido porque permiten mantener el control sobre la historia, eso que a Palacios (y a muchos otros) le importa sobre todas las cosas.

 

(Invisibles ha comenzado su segunda temporada: puedes seguirla en Facebook, Twitter, y en su blog).

¿Qué hacemos con Facebook?

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Hace poco reflexionaba sobre la impermanencia como característica de Twitter. El twittero lucha para invertir la impermanencia _él o su mensaje_.  En Facebook ocurre lo mismo… y a la vez no. Porque Facebook, aun siendo efímero, se basa en dos puntos: el muro del usuario y, sobre todo, el círculo de amistades. La clave de la conversación es el nodo.

Muro de Facebook: cumpleaños, eventos de amigos, y más

Si se fijan un poco, aquí hay mucha información sobre mí

Mi wall de Facebook se parece mucho a la pared de mi despacho, donde ahora mismo estoy viendo una foto de mi perro, un calendario del maestro Hokusai, un poster de Star Wars, un corcho con recibos, otro poster de Star Wars, un template de Gary Hayes, otro poster de Star Wars, citas de Billy Wilder y volantes del médico. La palabra muro nunca se usó con más precisión.

Así que una vez nos hemos cansado de localizar a antiguos contactos, aplaudir memes y comprobar que nuestro ex comparte hipoteca con una más fea que tú, más aburrida que tú y muchísimo más tonta que tú; y que todavía somos más los que queremos quedarnos que los que se van de Facebook, ¿qué hacer con él?

Lo primero que deberíamos preguntarnos es qué no hacer: FB no es Twitter, no es una red de blogs, ni es un foro, aunque comparta aplicaciones y rasgos con los tres. Por eso nos molesta tanto cuando aparece un «amigo» que responde a una marca (aunque tenga una perfil personal en vez de una página) y nos planta en el muro su última ocurrencia. Pero nos encanta que nos dejen un mensaje pocho o un vídeoclip con canciones sobre la lluvia. La acción es la misma, pero el de antes se olvidó de que Facebook es, por encima de todo, un patio de vecindad. Y que la clave para ser amigos, hasta amigos-del-Facebook, está en construir relaciones.

Se llama Luca

Eso es lo que hace en su muro Luca el zombi. Es una novela que se publica por entregas en su muro, como muchos otros experimentos literarios y series web. La diferencia es que los autores de Luca son conscientes de que ser social significa algo más que felicitar a tus fans por su cumpleaños (aunque no esté nada mal). Ser social es regalarles cameos en tus capítulos, por ejemplo. O lo que más nos gusta de Facebook, hacer concursos.  Que el premio de este último sea que no tú, sino tu idea salga en la novela.  Ya tiene mil seguidores.

Javier «Crudo» Gallego utiliza Facebook para crear comunidad con los oyentes de su programa en Radio 3, Carne Cruda.  Directamente, su perfil está en el área de Comunidades de FB, no de medios. El funcionamiento del FB de Carne Cruda es muy parecido al de cualquier perfil personal: vídeos, podcasts, sin importar el medio de procedencia ni las deudas con el grupo empresarial o la cadena madre que todavía aquejan a muchos informativos en TV. Y si se tercia enlaza a un blog que no podría ponerse a leer en sus dos horas de radio diarias.

Personalmente, sólo he utilizado Facebook como herramienta una vez: el cortometraje de animación (malogrado) La Estación de Las Voces, para el cual me pidieron el guión y desarrollé una estrategia social basada en FB. Durante el tiempo que duró la preproducción, y hasta que el proyecto se paró por iniciativa propia del director, fui publicando fragmentos del relato que había dado origen al guión, un diario de la escritura de este, anuncios, y las colaboraciones de amigos y conocidos que nos grababan sus voces para, en el futuro, integrarlas en el paisaje sonoro de la película. Lo que aprendí de la experiencia fue precisamente eso: si quieres que tu proyecto llame la atención, tiene que pasar a ser también algo propio de los amigos a los que has dado la brasa para que se hagan fans. Otra cosa es spam.

De hecho, este es el mismo motivo por el que me he enganchado al Zombie Lane. ¿Por su jugabilidad, por su sentido del humor? Podría ser, pero no (lean esta excelente review). ¿Porque es más social que Cityville, Farmville, Frontierville, Petsville o Fishville? Tampoco: es porque este es el que juegan mis amigos.

 

(gracias por la información de partida a Javier de Ríos: en el muro de su  Guía de concursos literarios hemos podido participar directamente en uno de estos, el Beso de Rechenna. De Ríos publica un seguimiento de los concursos que difunde (igual que en su web), actualiza los fallos y, si puede, publica los ganadores. Soy una de sus más de 7000 fans).

¿Qué hacemos con Twitter?

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Llevo tuiteando un par de años. Al contrario que otros usuarios a quienes sigo, no tengo un perfil como twitera, del mismo modo que no lo tengo en mi blog personal.  Puedo usar mi cuenta para transmitir una alerta, indignarme, hacer un chiste, seguir un hashtag o pedir material para un corto. Twitter me ha resultado muy útil profesionalmente, pero más aún como creadora:  es lo que una de mis usuarias favoritas define como jugar a twitter. Una competición de creatividad espontánea, comunitaria y efímera. No sólo tienes que ser breve o imaginativo sino rápido. Ganarás followers, serás retuiteado, gracias a tu ingenio. El premio del twitero es perdurar.

Hace unos posts surgió una interesante discusión sobre el uso de twitter como herramienta transmedia. Confesaba yo que ninguna de las iniciativas que he seguido hasta ahora me convence del todo, a pesar de que creo que twitter es la red social más creativa a día de hoy. Y, tal como dije en mi comentario, creo que no tenemos en cuenta su carácter efímero.

La también efímera Dollhouse utilizó, tarde, Twitter como plataforma viral. Uno de sus secundarios, el senador Daniel Perrin, fue filtrando unos memorandos de la Corporación Rossum _donde transcurre la trama_ a lo largo de la segunda temporada. Como casi todo en Dollhouse, el twitter de Perrin se quedó a medio camino y no sirvió para salvar la serie. El experimento duró un par de semanas y Mutant Enemy apenas ha dejado rastro de lo que, a mi parecer, fue una de las aportaciones más interesantes de la serie, precisamente porque tenía en cuenta la rapidez de twitter y porque estaba vinculado al personaje y no a la trama de ningún episodio.

El Twittersodio de Community

Lo  más común, en las relaciones twitter-televisión, suele ser precisamente lo contrario. Utilizar twitter para que, precisamente por su ligereza, se puedan dar pistas sobre misterios sin que se note demasiado la fuente. O desarrollar la trama a través de una cuenta.

Community promocionó su segunda temporada este año acuñando la palabra twittersode para su première. En realidad se trataba de un previo de los personajes de la serie, a la expectativa de lo que se les venía encima en los próximos episodios. Asistimos a una auténtica conversación, que es lo que, en definitiva, es twitter.

Detalle del último twittersodio de El Barco

 

Los twittersodios de El Barco, simultáneos a la emisión de cada episodio, han ido en una dirección similar, pero vinculados a la trama. Los personajes la comentaban a la vez que sucedía.  Alguna vez introducían información, pero no mayoritariamente. El hecho de que además promovieran como único hashtag #elbarco me provocó más confusión que otra cosa, aunque no parece haber sido un problema para los 14234 followers de la cuenta oficial de la serie.

Sin embargo, yo sigo teniendo reparos a vincular twitter a la trama para crear contenidos transmedia. La inmediatez de la que hablaba, pero también todas sus posibilidades creativas, me llevan a relacionarlo directamente con el personaje, como intentaron hacer en Dollhouse y como desarrollaron el twittersodio de Community.

En realidad, muchos twitteros a los que sigo son más personajes que micro-bloggers. Y si, además, los personajes del Estrella Polar estaban precisamente jugándose el pellejo dentro del velero, ¿por qué elegir la hora de emisión para hacerles tuitear? Si de lo que se trata es de crear Trending Topic, los fans de la serie demostraron hacerlo de maravilla al modo ¿tradicional? comentando en directo. Lo cual también es contenido transmedia, colaborativo, y como el propio twitter, espontáneo.

#yoconfieso que soy fan de Felipe y Letizia, la miniserie de Telecinco que pasó der ser un drama romántico a vodevil chanante a twittazo limpio. No encuentro un  ejemplo mejor de cómo la participación muta un producto, y más aún cuando el producto original no tenía vocación transmedial alguna (aunque el «milagro» se quede en lo creativo, porque los resultados no variaron gran cosa). En este sentido tenemos una posible respuesta a la pregunta que me hacía al principio: ¿qué hacemos con Twitter? Probablmente, no podremos hacer ni más ni menos que lo que quieran los twitteros.

Modo texto

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Es una teoría-guadiana de la Red: “la tecnología acabará con la lengua escrita” “No, actualmente se lee más que nunca”… y eso sin echar mano de cómo los readers matarán la industria editorial. Todos lo hemos presenciado, tuiteado y posteado lo bastante como para no volver ahora sobre el tema. Estos son unos pocos ejemplos de los nuevos usos de la literatura en experimentos multimedia y nuevas aplicaciones.

No he tenido tiempo todavía de probar Quilliant.com, una red social específica (¿vertical?) para escritores. Pone en contacto a sus usuarios con otros afines por obra o género. No “innova” sobre el concepto de taller literario, pero facilita, además del encuentro, varias vías de exposición de la propia obra. Sin embargo, no es una ventana de publicación: los usuarios pueden corregir in situ, ofrecer alternativas de expresión y marcarte las faltas de ortografía.

Captura de "la vuelta al mundo en 80 cuentos"Gracias a @RomeroCalero supe de La Vuelta al Mundo en 80 Cuentos. Es un experimento de la plataforma de profesores EducaConTIC y lo mejor que tiene es su sencillez: un mapamundi público en Googlemaps con enlaces a sus historias más populares, fragmentos literarios o, como en el caso de Guinea, a la canción de la película Kirikú y la Bruja.

A finales de septiembre se lanzó Haiku Hero, juego online, independiente y gratuito para PC consistente, tal cual se llama, en hacer haikus. No sólo hay que ser un poeta inspirado y saber inglés: el reloj corre en contra del jugador.  Y el nivel de dificultad se incrementa al tener que incluir palabras por obligación como “magazine” en versos de… cinco sílabas. Es más sencillo de lo que parece a primera vista, y altamente adictivo.

Juzguen ustedes mismos sobre la buena o mala salud de la palabra escrita. O sobre su calidad, que es otro debate intermitente.

Esto es kendo (y2): hipervínculo, hipermedia y libro dentro de libro

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En el post anterior traté de describir el proceso y las decisiones que me llevaron de hacer una traducción de uso interno a reeditar el manual completo utilizando hipermedia. Dejé para hoy los diferentes capítulos.

La primera parte de This is Kendo trata sobre historia y conceptos: con ella usé mapas y entradas de referencia. La segunda parte, dedicada a las técnicas, requería una aproximación diferente: una vez descrita e ilustrada la técnica, no es necesario ampliar texto. El recurso que necesitábamos era, obviamente, el vídeo.

Esto es kendo
Esto es kendo

En ambos casos el problema principal era el criterio de selección. Cada vínculo tenía que ser cotejado: las fuentes debían tener un reconocimiento similar al de los autores o no habría diferencia con las addendas amateur que yo misma decidí no incluir. Obviamente, un mapa de las prefecturas de Japón de Wikimedia no deja espacio a la duda, pero con la Batalla de Sekigahara surgían al menos tres problemas:

¿A qué fuente llamar?

¿Escoger el idioma inglés (¡o japonés!) cuando estamos traduciendo al español?

Y sobre todo: ¿conviene enlazar o no la referencia? Un exceso de enlaces podía convertirse en ruido.

La primera pregunta se resolvió utilizando una fuente genérica (Wikipedia) para las referencias genéricas: mapas y periodos históricos. Si el artículo de Wikipedia en español estaba wikificado, se prefería a la entrada en inglés: después de todo cada entrada en español refiere a la correspondiente inglesa. En caso de no existir la entrada, se utilizaba el artículo en inglés.

Para las referencias específicas, nombres de personalidades, armas, y escuelas marciales antiguas, busqué un repositorio específico. Afortunadamente, desde hace años existe Samurai Archives, un proyecto colaborativo sobre Historia del Japón que tiene su propio wiki. Precisamente, acaban de protestar en Twitter del trasvase de sus archivos a Wikipedia sin acreditación: de nuevo el problema de la autoridad de las fuentes. No había resuelto el dilema del idioma, pero siendo los Archives la fuente más completa de la Red, preferí dar a los lectores la oportunidad de leer los artículos; y si lo necesitaban siempre podrían usar un traductor web.

El caso de las personalidades requería otra reflexión: es básico para un kendoka saber quién era Miyamoto Mushashi, pero no Suiko Tenno… aunque por el mismo motivo es mucho más probable que los lectores de este libro sepan ya lo primero y no lo segundo. Para no saturar limité las referencias a un enlace, salvo en nombres fundamentales.

Vídeo

El problema de la autoridad de la fuente se manifestó de verdad con los vínculos a vídeo. Hay 9000 entradas en Youtube con el descriptor «kendo». El trabajo consistía en evaluar técnicamente la imagen y la calidad de la ejecución del ejercicio. Afortunadamente, hay dos documentales disponibles legalmente en el tubo: la serie producida por la Federación Japonesa, máximo organismo del kendo (y actualmente descatalogada); y Perfect Master, ella misma un producto multimedia: cinco libros y DVD dirigidos por Masashi Chiba sensei, maestro reconocido internacionalmente.

Como curiosidad, añadí dos documentos históricos rodados en los años 30 y puestos en la red por aficionados japoneses, sobre los últimos Décimo Dan: un grado que actualmente no consta en poder de ningún kendoka.

Lamentablemente, por cuestiones de derechos no pudimos incluir ningún vídeo de la innumerable cantidad de cine y obras de ficción relacionadas con los personajes de este libro, tan sólo referencias editoriales y links IMDB. Una falta que espero no sufran otros proyectos en el futuro.

Libros dentro de un libro

Y esto también
Y esto también

La bibliografía original de 1964 tuvo que ser ampliada y revisada, al no existir ni siquiera copias disponibles de algunos libros previos a la Segunda Guerra Mundial. Me encontré ahí con la sorpresa de que otros dojos (escuelas) de Europa habían intentado recopilar algunos de estos textos y traducirlos: The Kendo Reader, disponible gratuitamente en la web del centro Yaegaki-kai de Bruselas, es una traducción del primer manual moderno, publicado en 1939.

De esta manera, con algunas referencias no enlazamos entradas, sino obras completas disponibles en línea. El caso del profesor Eduardo Camps, de la Universidad Central de Venezuela, o de obras literarias de dominio público: Kojiki, el equivalente japonés al cantar de gesta. Y nuevamente la dificultad de la autoridad: decidí no incluir las versiones en línea del Libro de los Cinco Anillos, el texto canónico de la espada japonesa (1645), al no tener ninguna de ellas referencias de traducción (en algunas ni siquiera figura el traductor). Sin embargo, la edición clásica en papel goza de confianza y es perfectamente asequible.

Por último, quedaba por decidir cómo volcar toda la información hipermedia al papel. El procedimiento fue tan sencillo como convertir las referencias a direcciones fáciles de recordar utilizando tinyurl: tinyurl.com/prefecturas, tinyurl.com/kojikiESP.

Los formatos en los que hemos decidido distribuir el trabajo son PDF y EPUB, para abarcar todo el espectro ordenador-ereader-tablet. Se ha hecho una tirada limitada en papel y DVD conmemorativa del Campeonato de España de Iaido 2010, para regalar a nuestros profesores; y queda por resolver si la distribución del trabajo será proactiva o reactiva; algo bastante complejo, teniendo en cuenta que hablamos de una obra que no tiene compromiso de publicación en España, y cuya última edición original data de 1989, sin que haya vuelto a reimprimirse. ¿Querría algún organismo secuestrar el trabajo, o por el contrario, serviría para que una editorial decidiera hacerse cargo de este trabajo, una vez hecho pro bono?

En cualquier caso, si haces kendo y deseas un ejemplar para tu escuela, puedes dejarme tus datos.

Créditos: fotografía superior cedida por Gerardo Amechazurra.

Pero alguien tiene que hacerlo: cuándo no usar transmedia

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Acepté la invitación a colaborar en Noticias Transmedia para aportar el único valor que poseo, honestamente: la perspectiva de una escritora analógica que empieza a integrar técnicas transmedia. Y en ese proceso, a veces, me surgen dudas sobre si utilizar transmedia puede ser lo más adecuado, cuando no directamente una equivocación.

Actualmente desarrollo formatos de programas (eso que llaman Development Hell). Las biblias en las que trabajo integran una o más secciones en red social, pero siempre basándonos en el clásico programa semanal. Creamos para un receptor que puede tener un papel más activo que hace cinco años, que incluso puede contribuir, pero ni el canal, ni el productor, ni los proveedores de contenidos, han considerado la posibilidad de que cada edición de los programas, cada capítulo, tenga una prolongación continuada en el tiempo gracias al relato transmedia.

No se trata de que desprecien la posibilidad, ni mucho menos. Pero para desarrollarla necesitan, sí o sí, alguien para hacerlo. O sea, hay que pagar a alguien para hacerlo. Y tienen razón, al menos en este área del negocio.

Para que los jubilados de un reportaje anterior continúen relatando su experiencia, por ejemplo, necesitamos saber si quieren hacerlo. Necesitaremos también convencerles, si llega el caso. E incluso los medios para que lo hagan: ir con una minicámara, o recibir su grabación para editarla y subirla al canal. Es parte de la producción. Es parte de la historia.

Un programa protagonizado por, digamos la tercera edad rural, no es Lost. No se puede dejar la historia en manos de una fanbase que ni existe todavía, o que no conocemos (¡o que no tiene Internet!). E incluso en producciones como la citada, antes de que lleguen los fans hay una estrategia. Hay que buscar a los fans. Hay que animarles a moverse. Que lo hagan en la misma dirección que tú o no es otra cosa.

Pero lo que desde luego no funciona es generar un área transmedia y esperar que eso vaya solo.

Como Facebook. Al ser muy conocida, es la herramienta que más he sugerido para extender los reportajes e interactuar con el espectador. Pero ya hay algún ejemplo de cómo no usar Facebook en un producto audiovisual.

¿Alguien atiende aquí?A ver, ¿quién atiende aquí?

Si no hay nadie para responder a las preguntas, mantener a raya a los hoygan, y ya no hablemos de prolongar la narración o generar narrativa multiplataforma, quizá convenga más no hacer Social Media y mantenerse en el modelo analógico. Quizá no debamos sentarnos a esperar una remezcla. Creo que nada perjudica más a un proyecto que mostrar sus tripas en la red, con la estructura a medio construir, vacía o llena de información basura. Y me ha tocado trabajar en más de uno que ha acabado así. Por ahí están, invitando.

Hashtag

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#Yoconfieso es una canción de Juan Zelada cuya letra es, precisamente, uno de los hashtags más populares de Twitter en español.

En este caso, Zelada ha utilizado un hashtag existente (y espontáneo) y ha compuesto una obra nueva con él. El realizador Roger Casas, inspirador de la idea, ha montado este vídeoclip, del cual me he enterado a través de su twitter y del Tumblr de otro de mis seguidos, el dibujante @naruedyoh. Por supuesto, tiene licencia Creative Commons, además de acreditar a todos los confesados.

Han sido varias las intentonas de emplar Twitter para narrativas transmedia desde el mundo corporativo. En este caso, a la creatividad se une la espontaneidad: la estrategia de comunicación surge naturalmente.

[Actualizado el 30/06/2010: la canción de Juan Zelada puede descargarse en su web]

Transmedia no es «comunicación 360º»

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Via Marc Cortés / Interactividad.org – Tomaros 3 minutos para leer el post de Marc del pasado jueves:

Hace un tiempo escuché a Fernando de la Rosa distinguir entre las acciones 360º y las acciones transmedia. En el primer caso quieres tener en cuenta todos los medios, pero en el fondo lo que haces es replicar un concepto creativo, pensado habitualmente para los mass media, en todos los soportes, incluidos los on-line. En el segundo caso, con las acciones transmedia, a partir de un concepto desarrollas ideas específicas para cada medio o soporte, tratando de aprovechar las fortalezas de cada uno de ellos. No es semántica la diferencia sino que es de concepto.

Aquí el post completo.

Narrativas tunantes

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¡Tunante!Era 2006. No teníamos Paramount Comedy, así que la veíamos en Localia. Y un día nos hartamos de Localia. Así que decidimos bajar ver el programa con nuestro cable mágico. Lo de los cachitos de show en Youtube estaba bien, pero teníamos calor y andábamos vagos.

Queríamos vernos los cincuentaytantos programas de tirón: los guardamos todos en una carpeta, incluso el último, el que tenía nombre distinto.

Eran como mucho de 4º de ESO y hacían una parodia de La Hora Chanante. Dirán que eso, simplemente, NO es transmedia: eso lo hemos hecho todos de pequeños, primero en directo y después con la handicam (ya, ¿y?). Es que una parodia no es Transmedia: bueno, discrepo. Puede que la parodia no consituya porque sí un relato transmedia, pero vamos a aceptar barco.

Pero ah. Es que los Tunantes iban más allá: parodiaban la estructura de una Hora Chanante y copiaban sketches, y para que les salieran todas las secciones del programa, hicieron sus propios dibujos animados. No se quedaban sólo en la imitación. Y, además, su factura era casera, sí, pero habían cuidado al máximo los detalles.

D'Oh, el dibujo tunante

¿Y esto último por qué? Porque al contrario que los que se grababan con una handicam y lo ponían en el vídeo de un amigo, los Tunantes querían que el resto de fans les vieran. Subieron algunos clips a Youtube, pero sobre todo, fueron a donde íbamos todos a ver el programa.

Metieron su vídeo en el P2P.

Si podemos definir a los Tunantes como narradores transmedia, es precisamente porque no se conformaron con crear: querían difundir. Y buscaron un canal masivo para hacerlo, cuatro años antes de la llegada de las webseries. Y además se la jugaron, porque a los fans de La Hora Chanante, esa serie que se bajaban de la mula, la Hora Tunante no les gustaba. ¡Argumentaban abuso de Propiedad Intelectual!

Ese argumento se quedó obsoleto con las ediciones que llevan en estos cuatro años, donde prácticamente todo el contenido es ya creación propia.

Otra característica transmedia, ir más allá de la imitación: aquí lo ha contado Doris mucho mejor en su punto 2.

Y los autores originales devolvieron la pelota: en FICOD 2008, Píxel y Díxel ofrecieron un taller sobre Muchachada Nui. En él nos enseñaron una promo de la segunda temporada cuyos actores eran, precisamente, los miembros de La Hora Tunante (y que hoy resulta imposible encontrar).

Hace un par de años, cuando hablábamos de transmedia, la posición de poder la tenía el emisor original que decidía cómo se participaba, y siempre en una misma dirección. Pero si esto no es un cambio de paradigma, que baje D’Oh y lo vea.

«Con Internet no vas a ningún sitio»

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A finales del año pasado intenté convencer al productor con el que había trabajado hasta entonces de hacer una ficción para Internet. Me contestó «pero es que con Internet no puedes ir a ningún sitio».

Entiendanle: no vas a ningún sitio de cine. No se admiten producciones web en festivales (salvo este año, en uno de fantástico en Catalunya, donde pusieron Svarmorder). Y tampoco se pueden pedir ayudas al Gobierno, aunque levantar un proyecto para la Red requiere menos esfuerzo que cualquier rodaje. Puede que no se gane dinero con ello, pero el error está en creer que puedes ganarlo con un corto. Alguno lo gana, y alguna vez sacas algo para seguir adelante, pero no puedes hacer cortos para ganar dinero.

Ahora, tras la despedida definitiva de Nikodemo y del fin de Balzac, parece que mi amigo y sin embargo socio pudiera tener razón. El nuevo modelo de negocio tiene tanto de nuevo (el medio) como de viejo (el negocio). Pero al menos estos proyectos fueron gestados para la Red. El fracaso económico, en un año como este, no le quita mérito alguno a sus propuestas. También mi amigo sigue peleando con las facturas.

Internet bulle vídeo online. Leí hace poco que en los 80 todo el mundo tenía un grupo maquetero, en los 90 todo el mundo hacía un corto, en los 2000 todos nos hicimos un blog y en los 10 tenemos una serie en Internet. He escrito para dos de ellas. Una es un producto viral desarrollado por una agencia, promocionando a una de sus actrices: ¿un vídeobook ilustrado, podríamos llamarlo? ¿un vídeobook temático? Mi productor, además, busca posicionar la serie de forma independiente, más allá de las bandejas de correo de los directores de casting. Ambos objetivos se retroalimentan.

Pero la otra. Ay la otra.

«Queremos hacer unos cuantos capítulos y moverla por las teles«, me dijo el director/guionista, que escribió con su amigo el primer episodio hace tres años, de unos diez minutos (¿he oído corto?). El corto de festivales, que se hacía con el ánimo de ser descubierto y dar el salto al largo, es ahora la webserie que quiere dar el salto a la tele. El nuevo Qué vida más triste. Sé de al menos una gran productora que está comprando webseries a su segundo episodio para estudiar su producción en TV. No es que sea algo bueno o malo en sí mismo, pero el lenguaje televisivo no es el lenguaje de la webcast. No puede serlo: episodios de 15 minutos, secuenciación en bloque… ¡títulos de crédito! Y una glorificación del amateurismo que ya ocurría con el cortometraje: no se trata de que los productos sean divertidos o ingeniosos, sino de que estén hechos, o lo parezcan, «con cuatro duros».

Hoy me entero de que los reyes de los cuatro duros, y sus toneladas de ingenio, han emprendido el camino inverso.

Él sí es Enjuto Mojamuto

Si alguien ha demostrado hasta qué punto se gustan Internet y la televisión, han sido Los Chanantes. Pero son de los pocos que han tratado a los dos medios per se, no tratando la Red como una vía de acceso a la Tele. Y además, creando comunidad, pero eso lo contaré otro día si ustedes me dejan.

Así que en efecto, mi amigo tiene razón: con Internet no vas a ningún sitio de cine, no vas a ningún sito de la tele. En Internet llegas a todas partes de Internet. Lo cual no es garantía de nada, pero si al menos esto no lo tienes claro, entonces no es que no vayas a llegar a ningún sitio: es que ni vas a encontrar la salida.