Lo que ven es una figura llamada controversia. El Repentismo es una trova popular basada en la improvisación, que ha sido objeto de varias recopilaciones en los últimos cinco años. Es típico de América Latina y se diferencia del free-style en que todo se improvisa menos la estructura: quintillas, décimas sobre todo; si un poeta empieza una controversia con una redondilla, su contario tendrá que seguirla.
En este caso, la Controversia tiene un pie forzado: un tema sobre el que girar. Más difífil todavía. Y ese tema es el plagio.
Yo plagié a César Vallejo
y a Neruda y a Guillén
pero a los tres dentro y en
las palabras de mi viejo.
He aquí una declaración de intenciones. La poesía popular se define como un continuo: de los poetas referentes al padre-espectador, que transmite, y el hijo que, convertido a su vez en poeta, reconoce su parte en el flujo. Y todo ello improvisando a cuatro manos con otro poeta.
Ciertamente, aquí no se está contando una historia en medios distintos: no podemos hablar de transmedia tal como lo entendemos ahora. Sin embargo, sí comparte una característica con el transmedia, su carácter colaborativo. La historia no termina por decisión unilateral, sino cuando el continuo deja de fluir.
En las narrativas colaborativas, el concepto de autoría puede quedar devaluado para unos, cuando no directamente desaparecer. Para otros supone justamente lo contrario al dar continuidad a la obra. Obviamente ambos pensamientos no se quedan ahí: de ambos cuelgan posicionamientos económicos, industriales y jurídicos muy distintos.
Pero la presencia de estas características en otras narrativas, o en otras expresiones artísticas, pueden ayudarnos a posicionar la narrativa transmedia actual, entenderla mejor y usarla mejor: en definitiva, responder a la difícil pregunta Qué es Transmedia que todavía seguimos haciéndonos.